martes, 22 de marzo de 2011

Restaurante Luisi

En Villacastín (Segovia), existe un sitio donde nada es imposible. A 4 Km de la localidad, dirección a La Coruña por la N-VI (no confundir con la AP-6), Luisa García, la gerente del Restaurante Luisi, está encantada de encontrar nuevos retos gastronómicos con los que satisfacer a sus clientes. Es decir: “oye Luisi, no podrás….” Y antes de que acabes de hablar, Luisi ya ha respondido “sí, os lo miro y os digo”.
Así empezó nuestro penúltimo homenaje. Tras disfrutar de unos Gin-tonics de Larios 12 manteniendo una agradable conversación con Luisi y Timi (su pareja), salió en la conversación el enigmático y desconocido HUEVO DE AVESTRUZ. ¿Se come?, ¿Cómo? y lo más importante… ¿en dónde? Luisi tenía todas las respuestas: se come, igual que un huevo de gallina y, por supuesto, ella se iba a encargar que fuera en su restaurante, así que pocos días después ya estábamos citados para degustar un HUEVO DE AVESTRUZ.
 
El HUEVO DE AVESTRUZ, antes de cocinarlo, parece un huevo “de mentira”. Quiero decir que no parece un huevo que se pueda cocinar, incluso no parece un huevo que se pueda romper. Parece más una gran figura de cerámica. Su dureza es extrema, tampoco te atreves a darle un golpe fuerte con los nudillos de las manos, pero no hace falta ser muy avispado para ver que su cáscara no tiene que ser fácil de romper. Por eso el HUEVO DE AVESTRUZ impresiona, mucho antes de cocinarlo. Además, empiezas a conocer lo privilegiado que vas a ser al degustarlo cuando conocemos el valor de cada huevo y la cantidad que se produce anualmente en España.

Mientras tomamos unas cañitas en la barra, llega la hora de la verdad. El huevo está frito y no queremos que se quede frío. Mesa para 4 (aunque se supone que cada huevo debe ser para 6 personas), y ya impresiona que Luisi nos reserve una mesa de mayores dimensiones para poder colocar el enorme perol donde nos servirá el plato único. Estoy dándome cuenta que es de las pocas ocasiones que nos vamos a reunir para comer un plato único entre todos, pero el resultado final es que también será de las pocas ocasiones que dejemos algo en el plato tras terminar todos llenos. Os puedo intentar explicar las dimensiones del huevo, pero nada mejor que echéis un vistazo a las fotos que hicimos antes de empezar a comer. Valorad la relación del huevo respecto a las tajadas de lomo de la olla o a las tiras de bacon con que se acompañan. Y tened en cuenta que la clara del huevo ocupa toda la superficie del perol, situándose los ingredientes que la acompañan sobre ésta. 
 


¿Y el sabor? Pues no diferencia mucho de lo que es un huevo de gallina, aunque es más el gustazo de pringar una yema tan grande o de comer una clara del grosor de un chuletón de la Venta el Obispo. Sin embargo, la mayor diferencia respecto a un huevo “normal”, aparte del tamaño, es que el HUEVO DE AVESTRUZ tiene un muy bajo contenido en colesterol. Por eso la forma de cocinarlo de Luisi, que como ella nos dijo “el colesterol os lo pongo yo alrededor”. Bacon, lomo de olla, picadillo casero y patatas fritas fueron actores secundarios de ésta superproducción en la que el HUEVO DE AVESTRUZ se merecería el Oscar al mejor actor principal.

1 comentario:

  1. En la primera foto se puede apreciar la diferencia entre un huevo de gallina y uno de avestruz.

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