sábado, 19 de febrero de 2011

Norte y Sur

La Marisquería Norte y Sur es uno de nuestros sitios preferidos; cada vez que nos acercamos a Madrid por cualquier motivo, alguien del grupo siempre saca la lengua a paseo: ¿ porqué no nos acercamos al Norte y Sur ? Y dicho y hecho.
Está en la calle de Bravo Murillo, cerca de la glorieta de Cuatro Caminos. Cierra los lunes, según pone en un cartel que hay en la barra.
Es un local pequeño, alargado, con un pequeño comedor al fondo. Desde la calle se ve un expositor, en el que tiene todo el género que luego degustaremos. Una vez que se entra al local, el expositor y la plancha quedan a mano derecha; a mano izquierda se encuentra la barra. En el comedor nunca hemos entrado; ni falta que hace. El espectáculo está en la barra. Siempre que hemos ido, el local está abarrotado: será por algo.
Y ese algo es la materia prima que manejan: mariscos, pescados, carnes y también verduras y setas, todo ello de 1ª. Para saber un poco qué hay que pedir, nada mejor que acercarse a la plancha, ver lo que están preparando y los platos que salen hacia su destino. Todo se prepara a la plancha, nada de elaboraciones superfluas.
Nosotros empezamos pidiendo unas cañitas, muy bien tiradas, por cierto. Con cada ronda de cañas, una ración.
Con la primera ronda, pedimos media docena de ostras, para ir abriendo boca; la segunda ronda, da entrada a las verduras: una ración de cebolletas y trigueros; riquísimas las cebolletas, y no es exageración.
Esto ya nos anima, y con la siguiente ronda, damos paso al marisco: normalmente unos carabineros, uno por cabeza; otras veces, las menos, hemos pedido gambas. Los carabineros son espectaculares, tanto por el tamaño como por lo bien que lo preparan.
Y ya por último, la carne, un buen chuletón de buey; al peso, lo cortan delante de ti, lo pesan y a la plancha; lo sirven ya fileteado, muy bien cocinado, carne poco hecha pero sin sangrar, se deshace en la boca. La verdad, ideal para compartir. Otras veces, las menos, dependiendo de lo que se haya pedido de marisco anteriormente, pedimos atún, servido de la misma manera que el chuletón, al peso y a la plancha.
Este es nuestro menú típico; se puede variar y cambiar las ostras por gambas, las verduras por setas; los carabineros, por cigalas; y como he dicho, la carne por el atún; pero es a lo que nos hemos acostumbrado, y solemos variar pocas veces.
El precio: nos sale la jugada por unos 35 € por cabeza; creemos que no es caro, y si lo es, un día es un día. La calidad se paga.

sábado, 12 de febrero de 2011

El Boquerón


La verdad es que sólo hemos estado una vez y porque nos lo recomendó un amigo, pero el recuerdo que nos dejó es imborrable, hablamos de él como de un mito o leyenda.
El Boquerón está ubicado en uno de los barrios más castizos de Madrid, en Lavapiés, en la calle Valencia. Hay que ir despacito para no pasártelo, porque tiene poca fachada y no es muy llamativo.

Es un bar de los de antes, de los de barrio, del Madrid de los 60 - 70, nada de decoración; el local es pequeño, para tapear de pie; al fondo, disponen de 3 mesas, en una especie de reservado, pero que también da acceso a los servicios; así fue como descubrimos las mesas.

Cañas bien tiradas, de las que se quedan las marcas de los anillos en los vasos según las vas tomando; vermouth de barril, la otra alternativa. De pincho, unos boquerones con aceitunas, como debe ser.
En unas pizarras tienen puestas las raciones con su precio; asequibles, para los tiempos que corren. Ostras, percebes, nécoras, gambas, etc…todo muy fresco y seguro que comprado en el día.
Si tienes amistad con los dueños te reservan la mesa; si no, tendrás que esperar tu turno, porque el local siempre está lleno, o tapear de pié. Nosotros tuvimos suerte y pudimos comer en una; y aprovechamos la oportunidad.


Ibamos avisados por nuestro amigo, así que fuimos pidiendo un poquito de marisco, un poco de todo, por probar; no hace falta decir que todo estaba buenísmo.
Cuando acabamos con el marisco, no hizo falta hacer uso de la recomendación, los camareros nos lo ofrecieron: merluza. Te la preparan a tu gusto, rebozada o en salsa, ¡ y qué merluza ! Nosotros la pedimos en salsa y estaba de morirse: en su punto, se deshacía en la boca, con un sabor indescriptible . Lo mejor.
Ya hemos dicho que los precios son asequibles, aunque al final entre cañas, raciones y comer nos subió un poco; total, fueron unos 100 boleros entre 3. Tampoco es para tanto.